Una joven de segundo año, rubia, sencilla, hermosa, cuyo corazón ha sido lastimado desde el abandono de su padre hasta sus fracasos amorosos. Su corazón tan vulnerable nunca se ha resistido a querer. A pesar del abandono de su padre, aún le sobraba amor para su abuelo. A pesar de la falta de entendimiento de su madre, aún le sobraba amor para ella y su abuela. A pesar de no tener a su hermano siempre con ella, le sobraba amor para él y su hermana. A pesar de, que le restaban a ella, ella siempre sumaba. Simple y hermosa con una historia de mil cuentos. Para ella, inconscientemente el amor era de las cosas más importantes en su vida. Quien la viera pensaría que estaba “falta de amor” pero en realidad tenía amor para dar. Mujer, hija, nieta, hermana, sobrina, amiga, como sea que la conocieras notabas la luz que resplandecía de su peculiaridad y personalidad. Difícil de ver para los hombres y desconocidos porque se ocultaba en la oscuridad para que no notarán que resaltaba de más al lado de otras. Era curioso la manera en la que brillaba a pesar de que siempre le restaban. Era como si fuera tan positiva que ni mil cargas negativas la cambiaban. Con tropiezos en el camino, altibajos; podía caer en lo mas profundo y con una persona que la amara y la ayudara, se levantaba en cuestión de segundos, el amor era su fuerte. Cuando decidió amar a otro, la cosa se complicó. Ella le sumaba demasiado y él le restaba el doble con una facilidad increíble. Nadie lo entendía, ¿cómo era posible que le restaba tanto tan fácilmente? A fin de cuentas, ese amor duro mucho más de lo que todos pensaban. Siempre le llamamos “su primer gran amor” porque lo amaba como ama un niño pequeño a su juguete favorito, como un adicto a la droga. Era extraño pero ella lo entendía. Hasta que, una noche, en medio de la oscuridad, bajó la intensidad. Ahí se dio cuenta que cada vez le restaba más y lo soltó. Porque por más que ames a alguien, si no es recíproco, no será fructífero. Cayó, como nunca antes había caído, y se levantó, como nunca antes se había levantado, sola. Ahí comprendió que su luz era lo más importante que tenía. Hasta que conoció a su último amor, un chico que ella lo describe con la misma peculiaridad que ella y que a diferencia, este le suma y le resta. Su conexión era extraña, al principio él no la sabía comprender, me atrevería a decir que no comprendía ni su propio corazón. En cambio, ella intentaba entenderlo y ayudarlo porque amor le sobraba. Tan difícil fue que él la alejó después de probar lo más puro de su corazón. Muchos dirían que no la merece, yo pienso que le dio miedo. Quizás pensó que no tenía mucho más de lo que él le podía ofrecer. Sin embargo, el amor fue recíproco porque de ahí llegó el eterno amor. Su luz resplandecía más, brillaba como nunca. Debido a que, ya no tenía solamente su luz, también tenía la luz del fruto. Eventualmente, la vida la vuelve a juntar con él y con su amor recíproco. Pero, hoy ella tiene algo más que su primer y último amor y es su eterno amor. Aunque algún día se vaya alguien, nadie le faltará; porque lo más importante ahora es su pequeño eterno amor.
This article is written by a student writer from the Her Campus at Albizu chapter.