El amor es hermoso, lleno de sentimientos ligeros y maravillosos. Lo cierto es, que hay todo tipo de amores y cada uno de ellos es tan exquisitamente complejo y único como nosotros mismos. Mientras más profundo y fuerte lo sintamos más deseamos expresarlo a través de una multitud de ideas, cada una más ingeniosa que la anterior. Es un concepto tan grandioso que desde pequeños se nos enseña a amar a otros como a nosotros mismos, pero ¿en verdad lo hacemos equitativamente?
Hagamos un pequeño ejercicio. Sin pensarlo mucho escribe una lista de como puedes demostrarle afecto a los demás. Seguramente la lista casi inmediatamente se vuelve larga. Ahora escribe una lista de como te demuestras amor a ti. ¿Tuviste qué detenerte a pensar más? ¿Es igual de larga que la primera?
La verdad es, que la mayoría del tiempo nos enfocamos tanto en amar y demostrar ese amor a los demás que nos olvidamos de nosotros mismos. Tanto es el descuido afectivo propio que llegamos a depender del afecto y aprobación de los demás para sentirnos aceptados y apreciados. Con esa dependencia en mente muchas veces creamos ideas y expectativas tan altas y rígidas de como nos deben demostrar cariño, que cuando no ocurre nos sentimos abatidos o despreciados. Sin embargo, no tiene que continuar así ya que podemos hacer pequeñas cosas para demostrarnos amor propio:
- Intentemos ser realmente más gentiles con nosotros mismos tal y cual lo seríamos con un ser amado.
- En la mañana, en vez de vernos al espejo y ver miles de imperfecciones a ser corregidas veámonos como seres hermosos con el regalo de un día mas para vivir.
- Al cometer un error, evitemos ponernos adjetivos degradantes o humillantes pues no resolverán nada y solo sirven para hacernos sentir peor.
- Tomemos tiempo para descubrir nuevos pasatiempos que se puedan realizar tanto en compañía como solos.
- Cuidemos de nuestra mente, cuerpo y espíritu con actividades como el ejercicio, yoga y meditación además de incluir la buena nutrición en nuestra rutina diaria.
- Aprendamos a sentirnos cómodos con nosotros mismos y comencemos a aceptarnos tal y cual somos con nuestras virtudes y defectos.
Al comenzar a mostrarnos amor y respeto nos hacemos más fuertes y seguros. El encontrarnos solos en algún momento dejará de perturbarnos tanto y el desamor o rechazo que pudiésemos sentir de otros ya no nos derrumbará. Siempre experimentaremos días grises pero, con un poco de verdadero amor propio podemos disminuir sus efectos e intensidad. Así que amigos míos, les invito a demostrarse diariamente amor como a un ser querido y olvidarnos de ser nuestros peores enemigos.