¡Feliz día de San Valentín; del amor y la amistad! Feliz día también a aquellos que miran con recelo las manifestaciones de “amor”. Sí, sí, ya sé que están cansados y hasta las narices de los ositos de peluches, de los corazones y hasta de los chocolates (¡nooooo!). Pero, seamos realista, lo que sientes es envidia…
Así que, para que vomiten cursilerías; les comparto unos de mis secretos… soy una romántica empedernida y tremenda cursi. Por tal razón, cada cierto tiempo escribo desde lo más profundo de mi corazón a mi musa o mis musas. Les advierto… no se enamoren de mí… o ¿sí? Las siguientes palabras, rimas, versos, como las quieras llamar son producto probablemente de exceso de la FEA (ver artículo anterior) en mi cerebro.
¡Celebremos el amor, la amistad, los “crush” y las cursilerías!
1. Hipnotizada. Hipnotizada por tus ojos.
Por tu mirada que me lleva a la locura.
¡Malvada! Con tus ojos me echaste brujos.
¿Ahora como hago? Si te miro y veo la luna.
¡Por favor! No te conviertas en mi Sol.
¡Mujer! No te conviertas en mi agua
¡Bruja! No te conviertas en Seol.
Ya no te quiero dejar ir de mi alma.
¿Cómo te digo que no soy tuya?
¿Cómo me digo que no eres mía?
Si desde antes yo era tuya
Y desde antes tú eras mía.
¡Corazón! Comprende que ya pasó.
Comprende que ya no es mía.
Comprende corazón, que es un capricho;
El cielo no te pertenece, ni te pertenecía.
2. ¿Qué me hiciste? Mi querida hechicera.
No me hipnotizaste, me dejaste con conciencia.
Te metiste en mi corazón; me tienes en una abrazadera.
¿Cómo te metiste ahí? Ya tienes permanencia.
Mi preocupación se dio; eres mi sol.
Mi preocupación se dio; me persigue tu sombra.
Pronto tu sonrisa quedo impregnada;
Para siempre conmigo, en memoria.
Yo solo quiero dormir bajo tu piel,
Embriagarme de la esencia de tu cuello.
Que saborees mi olor a miel
Y así ponerte para siempre mi sello.
Que me lleve la vida con tus latidos,
Que me lleve la muerte con tu despecho.
Que me lleve el diablo a látigos.
Que me lleve Dios a su lecho.