En la vida, cada día, en nuestras relaciones y en todo lo que hacemos constantemente, estamos tomando decisiones. Algunas nos impulsan, otras nos preocupan, unas que son verdaderamente importantes y las que no necesariamente tienen gran impacto. Sin embargo, todas y cada una de ellas, tiene consecuencias.
Hay personas que simplemente se les hace demasiado difícil tomar una decisión, no está en sí querer tener el control de tomar una decisión bajo ningún aspecto… se dejan llevar y fluyen. Consideran más fácil que alguien más lo haga por él o ella, o tal vez, es la manera que prefieren por evitar responsabilidad futura. Mientras que hay personas que se les hace relativamente fácil poder decir qué y cómo hacer; sea tomando en consideración la opinión de alguien más o no. No importa con cuál de estas personas te identifiques, hay una realidad, no hay mejor sentimiento que tomar decisiones que te brindan comodidad contigo mismo/a. En las que puedas tener un análisis, decidir por ti y sean tu responsabilidad.
Muchas situaciones conllevan tomar decisiones que requieren tiempo, espacio y pensamientos claros. Hay decisiones que no se pueden tomar a la ligera porque implican grandes cambios para tu vida, trabajo, familiares, tu pareja, tus finanzas, etc. Cuando tienes que tomar una gran decisión, es cuando más personas aparecen a aconsejarte sobre qué hacer y resulta que todos ellos te dan un consejo distinto y terminan confundiéndote más de lo que estabas.
Aquí te dejo algunas cosas que debes recordar cuando necesites tomar una decisión por más grande o pequeña que sea esta y sus consecuencias:
- Solicita tu espacio
Familiares y amigos te llamarán para darle seguimiento a tu decisión y saber qué hiciste, al fin y al cabo. Atrévete a pedir espacio y decirles que tus opciones están en la mesa pero que necesitas pensarlo, y que llamarás (si es necesario y cómodo para ti) cuando hayas tomado una decisión. Ten un lugar en tu día para poder pensar mejor las alternativas; no es cuestión de si tienes el tiempo para hacer un STOP, es que es necesario. No tiene que ser un período largo, pero sí uno en el que puedas concentrarte en esto solamente
- Controla tus emociones
Poder manejar tus emociones evitará que tomes decisiones confiando en cómo te sientes en el momento. ¿Cómo entonces controlas esto? Literalmente, esta debe ser una regla básica en tu vida: NO tomar decisiones bajo coraje. Como te sientes en el momento no es como te sentirás para toda la vida.
- No seas impulsivo/a
No evites pasar por un momento reflexivo solo por ir a la ligera. Todo lo contrario, siente, piensa y conéctate contigo mismo para poder visualizarte en cualquiera que sea la decisión.
- Tienes que hacerlo
No aplaces el tiempo más de la cuenta. Eres responsable, own that!; hay oportunidades con fecha de expiración y hay otras que si no las tomas, alguien lo hará por ti. No permitas que nadie tome decisiones por ti. Si sientes que no tienes la capacidad, los recursos o la información necesaria para tomar una decisión, solicita ayuda, pero manteniendo la perspectiva de que es un proceso tuyo. Si tienes duda, recuerda que se pierden el 100% de las oportunidades que no se toman.
- No te sientas culpable
Si pides ayuda por la razón que sea y no tomas las decisiones acorde con los consejos que las personas te dan, no tienes porqué sentirte culpable con los demás. Déjales saber desde el inicio que no necesariamente vas a tomar la decisión que expongan, que solo estás evaluando opciones. Tampoco te sientas culpable si algo no sale bien por la decisión que tomaste.
- Own your decisions
Toma las riendas, hazte cargo y fluye. Si no es lo que esperabas, busca como mejorarlo. Si te decepcionaste de ti mismo/a; está permitido. Pero no te estanques pensando en lo que pudiera ser si hubieras tomado otra alternativa, ni permitas que tu día a día esté lleno de pensamientos que te carguen porque tomaste una mala decisión según tú. Sácale provecho y disfruta mientras cambian las circunstancias.
- Mira el lado positivo
Cuando te desenfoques y sientes que fue la peor decisión que tomaste, busca al menos una cosa positiva del paso que decidiste tomar, lo que aprendiste y lo que no volverías hacer en el futuro. Convierte cada decisión en una experiencia de aprendizaje.
No hay decisiones perfectas, pero siempre es importante que establezcas prioridades y que analices si alguien más se ve afectado/a por esta decisión. Las buenas intenciones no lo son todo, así que considera tu futuro y tus anhelos cuando tomes una decisión. Ama tus decisiones, elige sin miedo, mantén la fe y la esperanza en todos los procesos.