Cada vez que recibo una nota de duelo algo en mí se estremece. Más, cuando quien parte es alguien que solíamos ver lleno de vida, con metas alcanzadas y muchas más por alcanzar. En menos de un año he recibido dos notas de duelo de esas que te llegan y te dan duro a pesar de que no compartiste con la persona que partió
La primera: Lamentamos anunciar que la Dra. Gabriela Sifre murió esta madrugada. No llegué a tomar clases con ella, sin embargo, no había que conocerla para saber quien era y todo lo que había realizado y aportado académica, personal y profesionalmente.
La segunda: Con mucho pesar anunciamos que la Dra. Joy Lynn Suarez falleció en la madrugada de hoy. Al leer la nota me dio un sentimiento enorme que no reconocí al instante. Luego de buscar información caí en cuenta de quien se trataba. A pesar de no haber tomado clases con ella, era de esas profesoras que ves en los pasillos y la admirás. Ella era de esas profesoras que ves y menciones “cuando crezca deseo ser como ella”. He tenido varias que me inspiran a pensar así y ella era una de ellas.
Ambas eran mujeres jóvenes, hermosas, grandes psicólogas, llenas de vida y con un conocimiento inigualable. Ambas hicieron grandes aportaciones a la psicología y al país que perdurarán por siempre y serán de inspiración y ayuda para muchas muchas personas.
Ante estas súbitas partidas no puedo dejar de pensar, reflexionar, cuestionar y preguntarme ¿que estamos haciendo para alcanzar eso que tanto deseamos? ¿Por qué, para qué y para quién hacemos lo que hacemos? ¿Es para alguien más? ¿Es para nosotros? ¿Qué paso o acciones dimos hoy para alcanzar eso que tanto queremos o deseamos?
Damos tantas cosas por sentado y en realidad no sabemos hasta cuando estaremos aquí o hasta cuando los seres que amamos nos acompañaran. Hagamos que este tiempo valga, para los que amas, los que te acompañan y para TI. ¡Seamos luz en el mundo y hagamos eso que nos haga feliz!