Si lxs psicólogxs ayudan a las personas, entonces… ¿quiénes ayudan a lxs psicólogxs?
¿Qué han hecho lxs psicólogxs y estudiantes en formación clínica en medio de la pandemia? La llegada de la pandemia nos ha permitido innovar y transformar el espacio psicoterapéutico para el beneficio de lxs clientes. Toda estrategia ha sido consultada, evaluada, discutida, y aplicada en el transcurso del tiempo bajo la supervisión de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y otras instituciones. No obstante, solo hemos visto un lado de la moneda. Sabemos lo que ha ocurrido con nuestros clientes. Sabemos lo que ha ocurrido con sus familiares. Sabemos lo que ha ocurrido a nivel colectivo e internacional, pero… ¿Qué sabemos sobre las vidas personales de lxs psicólogxs y estudiantes en formación clínica que han dado la mano en medio de la adversidad? ¿Cómo se encuentran y cuáles son sus expectativas del futuro, si alguna?
Hasta el momento, lxs psicólogxs y estudiantes en formación han sido solicitadxs a grandes escalas y por diferentes medios debido a la gran crisis de salud mental que hemos vivido en la cuarentena y pandemia del COVID-19. Muchxs actualmente trabajan días y noches; por teléfono y/o por computadora; bajo modalidad presencial y/o por telepsicología; con o sin síntomas del coronavirus; y hasta con o sin pijamas para trabajar. Se han visto en la disposición de aumentar sus horas de trabajo clínico y administrativo. Del mismo modo, han aprendido nuevas competencias artísticas para crear oficinas artificiales en sus hogares, y/o crear salas de terapia de juego para sus clientes más pequeños. También, se conoce que tienen mayor participación en las redes con el ofrecimiento de videoconferencias sobre manejo de emociones, destrezas de solución de problemas, manejo de ansiedad, manejo del síndrome de cabaña, dinámicas intrafamiliares en aislamiento, sexualidad en cuarentena y hasta cómo motivar a niñxs con autismo para que utilicen sus mascarillas.
En adición, lxs psicólogxs han continuado su labor sin detenerse desde los acontecimientos de los terremotos en el mes de enero 2020 (Bauzá, 2020). Incluso, a solo días de la pandemia, muchxs tuvieron que luchar para que las casas aseguradoras pudieran pagarles por el servicio de “telepsicología”, el cual es una modalidad de servicios a distancia de igual o mayor calibre que la modalidad presencial. De igual forma, han tenido que asumir nuevos puestos de trabajo como consultores, profesores, supervisores, asistentes, y profesionales de servicio público. Todo con el propósito de garantizar y velar por el bienestar de las personas a las cuales sirven, pero cabe nuevamente preguntarnos, qué hemos hecho para asegurarnos de validar la salud mental de lxs psicólogxs y estudiantes en formación clínica una vez se remueven sus sombreros clínicos y se colocan sus espejuelos experienciales.
Actualmente, para atender este asunto, se ha visto la producción de videoconferencias para el autocuidado de lxs psicólogxs y estudiantes en formación sobre manejo de herramientas virtuales, estrategias para evitar la quemazón (mejor conocido como “burnout”) y fatiga por compasión; y hasta uno que otro con romántiqueo’ sobre la resiliencia y la psicología positiva. ¿Es esto realmente suficiente tomando en cuenta que lxs psicólogxs y estudiantes en formación clínica se expusieron y se continúan exponiendo a un trauma colectivo sin precedentes?
Es por tal razón, que, a través de este escrito, les expongo algunas recomendaciones a todxs aquellxs profesionales y/o estudiantes en formación que necesiten escuchar una validación sobre su esfuerzo y determinación para continuar laborando en tiempos difíciles. ¿Si nosotrxs nos consideramos expertxs en ayudar a la humanidad, pues entonces, cómo podemos ayudarnos entre nosotrxs?
Pasos para velar nuestro bienestar entre nosotrxs:
- Deconstruir nuestra profesión: Tenemos que comenzar a deconstruir nuestra proyección como profesionales y estudiantes en formación clínica. Nuestra figura en la psicología está muy atada al complejo de superhéroes y/o superheroínas que no tienen dificultades mayores una vez se remueven sus máscaras. Somos seres humanos, y merecedores del tiempo. Cometemos errores y procesamos emociones como el resto de la población. Validemos nuestros procesos en base a nuestra subjetividad y reconozcamos nuestra propia salud mental.
- Establecer límites: Otro punto importante es reconocer que poseemos límites inherentes a nuestra condición de seres humanos, como también tenemos otros que van atados a nuestra noción como profesionales. Los límites no nos hacen ser menos competentes, o más egoístas. Al contrario, nos nutren de nuevas habilidades de inteligencia emocional y laboral que pueden aportar inmensamente a nuestro bienestar y al de otrxs. Estos límites pueden ser establecidos en base a horas de trabajo, compromiso con diferentes organizaciones o instituciones, cantidad o tipo de tareas, solicitud de trabajo en equipo o individual, entre otros.
- Aceptar nuestra nueva identidad dentro de la pandemia: Nuestra producción de tareas, proyectos, tratamientos, disertaciones, evaluaciones, y/o videoconferencias no ocurrirá a la misma velocidad, motivación, atención, y procesamiento que antes. Ahora es un buen momento para reflexionar sobre cómo podemos aceptar nuestra evolución en este proceso histórico. “No eres vagx, incompetente, menos inteligente, o irresponsable.” ¡Estás trabajando en medio de una pandemia! ¡Estamos en medio de una crisis mundial! ¡Estamos en medio de una experiencia totalmente nueva!” La adaptación al “momentum” no es sinónimo de superioridad, es de supervivencia y apoyo social.
- Aprender a verbalizar que necesitamos ayuda: Está bien necesitar ayudar. A pesar de que nos resulte intimidante y quizás hasta vergonzoso reconocer nuestra necesidad ante un colega, amigx, o supervisxr. Es de suma importancia que logremos alcanzar esa transparencia y optar por priorizar nuestra salud. Algunas personas dentro de la rama de la psicología prefieren recibir ayuda de colegas totalmente desconocidxs, como también hay otrxs que prefieren recibir ayuda de personas de confianza. Ambas opciones son totalmente aceptables. Lo importante es verbalizar nuestra necesidad y trabajar con nuestros propios sesgos y preocupaciones a la hora de solicitar ayuda psicológica.
- Aprender a hacer absolutamente nada: Lxs psicólogxs y estudiantes en formación clínica cargan también consigo la reputación de “workaholics”. Algo que no nos debe sorprender, y muchos menos cuando nuestra figura posee una multidimensionalidad de roles y responsabilidades en su diario vivir. Por ende, es un reto para nosotrxs el hacer “nada” de forma totalmente intencional. Practicar hacer nada, nos ofrece un espacio para reflexionar, reir, llorar, admirar, y…descansar. ¡Intentémoslo!
Nuestra salud mental es válida. Nos encanta ayudar al que necesita, al que grita, al que susurra, y al que sufre. Pero debemos sacar un espacio para nosotrxs, y deconstruir nuestra profesión. Este es el momento oportuno para aspirar por una psicología liberadora que abogue tanto por el bienestar de lxs clientes, como de lxs que están dispuestxs a dedicar sus vidas para protegerlos. Es hora de realizar un llamado a una revolución dentro de nuestros espacios. Una revolución que promueva la empatía, equidad, multiculturalidad y sensibilidad desde nuestras casas hacia al exterior. Co-construyamos un mejor mañana, donde cada psicólogx, y estudiante en formación clínica aspire a crecer creyendo que su salud mental es prioridad sin temor a sentirse culpable o avergonzadx. Ese es el mañana que nos espera si empezamos desde hoy a darnos la mano, y aceptar nuestra nueva identidad.
Referencias
Bauza, N. (2020). Llevan ayuda psicológica a Peñuelas. Periódico Primera Hora. Retrieved from: https://www.primerahora.com/noticias/puerto-rico/notas/llevan-ayuda-psic… penuelas/