Llevaba tiempo deseándola, observándola desde lo lejos para que no se diera cuenta que estaba cerca. Pasaba mis días pensando cómo conquistarla para así poder tenerla. Me imaginaba cómo se vería cuando los rayos de sol le iluminaba el rostro o cuando la luz de la luna se reflejaran en su cuerpo. Cada día aumentaba el deseo de conocerla en su interior y poder navegar sus sentimientos. Solo quería que fuese para mi, convertirnos en uno y que durará por toda la eternidad.
Me encantaba contemplarla.Era pura, fresca y tan sencilla, que no sabía como acercarme siendo yo, un hombre tan torpe. Temía que al tocarla toda esa pureza se marchitara y yo no pudiera gozar de tanta belleza. Temía hacerle daño, temía que no me perdonará jamás todas las cosas que sabía que podía hacerle.
No recuerdo qué día, ni hora y mucho menos en qué estaba pensando (lo más seguro en ella) pero me entro un aire de valentía . Era algo que nunca había sentido y en ese mismo momento me acerque para así poder convencerla de que me dejara entrar en su vida y poder abrirme hacia ella.
Su reacción fue lo mas que me llamó la atención, era como si siempre hubiera esperado ese momento. Como si supiera que no me podía resistir a ella y que deseaba tenerla cerca en todo momento. Ella sabía que tenía control sobre mi y que conmigo podía hacer lo que quisiera, yo al contrario no sabía por dónde empezar a conquistarla.
Con el pasar del tiempo, estuve a su lado en todo momento. Hasta que logre que me dejara navegar en sus sentimientos y sumergirme en sus mares. Tocar sus palmeras, sus cocos, contemplar su primavera, sus estrellas. Todo lo que le pertenecía era increíble, impresionante, me dejaba anonadado. Recuerdo las únicas palabras que me dijo, fue como un cantar de pájaros, me dijo algo como que ” no la destruyera,que sus frutos y riquezas lo eran todo para poder vivir” le respondí que “eso no sería así”.A sabiendas que podía cambiar toda aquella naturaleza.
Me creía tan suyo, tan dueño del mundo por tenerla, que se me olvidó el protegerla. Empecé a tratarla mal, a pegarle. Me comportaba como una bestia. Con mis acciones hacia que su pureza fuese cambiando. Con mis inventos hacía que su frescura se contaminara y con mis maquinarias hacía que su sencillez cambiará a un mundo lleno de cemento en el que no existían más sus primaveras ni sus flores, todo se marchitaba como lo supuse y aunque extrañaba sus brisas me sentía orgulloso de toda mi creación sin darme cuenta que la suya era mucha más poderosa que mis maquinarias.
Cuando ya me apodere de todos sus campos, todas sus palmeras, sus cocos hasta sus pulmones corte. Ella se reveló en mi contra. Ella hizo que sus mares revelarán sus sentimientos y todas mis inversiones se destruyeron.
Hoy día no me arrepiento de lo que le hice, no me arrepiento de quitarle sus riquezas ni valores pero ya que hice todo esto y he llegado hasta aquí. Me iré a conquistar otras mujeres para poco a poco ir cortándole todo su valor y así ser el dueño de todo, como lo he hecho antes.