Agradezco el día en que me hice escritora. Mejor dicho, agradezco el día en donde tuve la oportunidad de mostrarle al mundo un poco de lo que pasa por mi cabeza. Ser escritora no es nada fácil. Como escritora, me preocupo siempre por como mi lector puede reaccionar a mis escritos. También han ocurrido ocasiones en donde no me siento totalmente confiada con mis artículos, ensayos y poemas. He tenido días que ni siquiera sé que escribiré y, para mi, como escritora, esto es lo más doloroso que me puede pasar.
Las personas que escriben están formados por su entorno y lo que escriben es influenciado por su visión de ellos mismos. Para mi el escribir es una magia, siento libertad cuando expreso mi alma en una página. Entendí que ser escritora no se trata de escribir para que otros te lean, sino de escribir para descargarte. Es una cuestión de plasmar toda tu esencia en un papel.
Cuando escribo sobre temas de moda y modelaje, siento que estoy dentro de ellos. Al escribir temas de apreciaciones, aprendizajes y experiencias, me siento poderosa. Recientemente, la escritura me ha bastado para llenar los huecos de mi incomprensión. La incomprensión hacia la vida, el futuro, y hacia Dios cegaban mi visión, pero todas estas (incomprensiones) desaparecen al tomar un papel que me lleva a pensar.
Es por esto que, desde lo más profundo de mi corazón, te hablo a ti, joven con letras. No busques aprobación, escribe tu pensamiento y compártelo. Escribe lo que quieras, cuando quieras, escríbete a ti, escríbele al mundo, escríbele al Universo. Por lo demás no te preocupes, siempre habrá aunque sea una persona que quiera leerte y esto para mi, como escritora, es lo mejor. Es mejor ser leída por una persona que siente, a tener una audiencia apática. Escribe el poema, atrévete a hacer la canción, publica el artículo y, como alguien me dijo: “hazte un ensayo”. Atrévete a ser de los que escribe.