Dedicado a los universitarios como yo, a quienes la vida les va como una carrera de velocidad.
Sé como te sientes. Sé que “esto” tiene que estar preparado para mañana y “aquello” tenía que hacerse hoy. Nunca bajas el ritmo, al contrario, lo aumentas. Tú calendario se ve lleno de actividades, cosas por hacer, por entregar. No quedas tú en ningún día, o por lo menos eso es lo que ves.
Yo también me he sentido así pero he notado algo en el transcurso de este ciclo universitario. Sí, hay momentos para nosotros. Hasta en el más mínimo segundo, nosotros siempre estamos pasando tiempo con nosotros mismos.
Cuando voy de camino a la universidad, sabiendo que tengo mucho por hacer, me refugio en el camino. Mientras camino veo el azul del cielo, el verde de los árboles y escucho el canto de los pájaros. En ese momento le agradezco a Dios por simplemente permitirme poder apreciar la hermosa naturaleza que decora el camino hacia el Colegio . Me percato que estoy ahí, que estoy sintiendo el buen éxtasis de la creación. Tengo tiempo para mí porque me permití sentir.
Mientras leo las lecturas de filósofos, científicos, políticos y psicólogos que se asignan, me quejo mucho. Son tantas que siento que me ahogo, sin embargo mientras continúo leyendo, me siento agradecida por conocer las simientes del conocimiento actual. Me inunda una gran satisfacción por el avance que se ha tenido en todos los campos de la vida y empiezo a anhelar que estos sean más. Ahí, con los papeles que parecen infinitos, me percato de que estoy haciendo tiempo conmigo. Estoy aprendiendo.
En los días pesados en donde como universitario te sientes cansado, insuficiente y triste, detén todo. La presión siempre quiere hablarte mal de ti. Hoy, te digo: tú no eres tus tareas atrasadas, no eres tu mala nota, no eres simplemente el estudiante que no entiende una clase. Tú eres el estudiante que realiza esa tarea atrasada, quien trabaja para mejorar la nota y quien busca la forma de entender.
Eres tu aprendizaje, tus sentimientos, tu empeño, tu sangre, sudor y lágrimas, pero lo que más eres es tu éxito. En esta carrera llamada vida, parece que nunca da chance a los respiros. Es por esto que te invito, junto conmigo, a disfrutar del proceso y saber identificar que siempre hay tiempo para nosotros aún cuando nuestra agenda está llena.
Si la vida va al máximo, ve tú y gánale la carrera. Aprende, vive, trabaja y disfruta. Encuéntrate en medio de las cargas, sé que lo puedes hacer. Creo en ti.