Amor propio es una frase que se utiliza demasiado, pero no muchas personas la saben aplicar o saben explicar cómo aplicarla. Hay una diferencia entre amor propio y cuidado propio. El cuidado propio sí aporta muchísimo y directamente al amor propio, pero no es lo mismo. El amor propio es aquello que te demuestras poniéndote como prioridad en todos los aspectos de tu vida, así sea poniéndo límites a las personas que te rodean, haciendo las cosas que realmente te hacen feliz, tomando acciones que te beneficiarán ahora y en un futuro, decir que no a lo que no te conviene y decir que sí a aquello que te beneficiará. Amor propio es saber tu valor en todos los aspectos de la vida (que es infinitamente masivo, por si necesitas el recordatorio) y actuar respecto a ello. Por otra parte, el cuidado propio se enfoca más en aquellas cosas físicas que haces para tu bienestar, valga la redundancia, físico. Esto puede incluir, pero no es exclusivo a: descansar, comer alimentos nutritivos constantemente, tomar agua, mantener la mejor higiene posible, conservar las uñas arregladas, peinarse el pelo, conservar una buena rutina de cuidado de piel, etc.
Recientemente, me he fijado que aunque yo pensaba que sí me ponía como prioridad, he estado minimizando tanto mi amor propio como mi cuidado propio. Así como espero que una persona me demuestre su amor con acciones y no solo palabras, yo esperaría lo mismo de mí misma. ¿Qué pasa? Me he acostumbrado a estar tan envuelta en lo que debo hacer académicamente, ser una buen amiga, un buen familiar, ser responsable y dar lo mejor de mí en donde esté, que se me ha olvidado darme lo mejor de mí…a mí. Me pasaba horas completando trabajos que cuando miraba el reloj, eran las ocho de la noche y lo que tenía en el sistema eran unas galletas Oreos de las nueve de la mañana, o cuando me miraba en el espejo hacía lo mínimo para verme bien porque “no puedo perder el tiempo en esto, no le voy a modelar a nadie de todos modos”. Lo que ocurre es que si tú no te cuidas ni te das lo que mereces, no vas a recibir lo que mereces ni le vas a dar al trabajo lo que merece. Si no te colocas como prioridad, es imposible dar lo mejor de tí, pues no te sientes como la mejor versión de tu persona. Aquí entra en juego el cuidado propio, una ruta esencial para entender la importancia del amor propio.
Personalmente, sentía que no merecía invertir mi tiempo en dormir o hacerme una buena comida, porque “tengo demasiadas cosas que hacer, cuando haga un buen trabajo, me mereceré el descanso”. Sin embargo, no estaba haciendo un buen trabajo porque no estaba descansando, ni alimentándome bien, ni sintiéndome bien. Te diré, te mereces lo mejor. No importa lo que has hecho o como te vaya académicamente, te mereces lo mejor. Te mereces la comida más nutritiva que hay, te mereces verte en el espejo y sentirte bien, te mereces invertir en tu físico, te mereces sacar tiempo para tu paz mental, te mereces esa caminata para ver la puesta del sol, te lo mereces todo. Si no me crees, tu cuerpo te lo dirá. Llegará el día que tu ser te pedirá reposo y la manera más efectiva de hacerlo es bajando sus defensas. Esto es algo que queremos evitar, creéme. Estar enferma y tener muchas responsabilidades que atender, no es la mejor alternativa.
Así que ve, disfruta de esa película que tanto has querido ver, come esa pasta a la que tanto le tienes ganas y disfruta la vida que solo es una. Se nos va el tiempo pensando en mañana cuando tenemos todo el día de hoy para aprovechar al máximo, con lo mejor de lo mejor, porque te lo mereces.
¡Voy a tí, estamos juntas! :)
Con mucho cariño, de parte de tu amiga a distancia,
Karelys 💖